Las personas que sufren por trastorno bipolar experimentan episodios depresivos que se alternan con períodos de síntomas maníacos. Durante los episodios depresivos, experimentan un estado de ánimo deprimido, que puede manifestarse como tristeza, irritabilidad o sensación de vacío, así como una pérdida del disfrute o interés en actividades, la mayor parte del día y casi todos los días. Los síntomas maníacos pueden incluir euforia o irritabilidad, mayor actividad o energía, así como otros signos como aumento de la verborrea, pensamientos acelerados, mayor autoestima, menor necesidad de dormir, distracción y comportamiento impulsivo e imprudente.
Cualquier persona puede experimentar ansiedad en algún momento, pero aquellos con trastornos de ansiedad suelen sentir miedo y preocupación de manera intensa y excesiva. Estos sentimientos suelen ir acompañados de tensión física y otros síntomas conductuales y cognitivos. Son difíciles de controlar, generan una angustia considerable y, si no se abordan, pueden persistir durante un largo período. Los trastornos de ansiedad pueden afectar las actividades diarias y tener un impacto negativo en la vida familiar, social, académica o laboral de una persona.
La depresión es una enfermedad caracterizada por una tristeza persistente y la pérdida de interés en actividades que normalmente brindan placer, acompañada de la incapacidad para realizar las tareas diarias durante al menos dos semanas. Las personas con depresión suelen experimentar varios de los siguientes síntomas: pérdida de energía, cambios en el apetito, necesidad de dormir más o menos de lo habitual, ansiedad, disminución de la concentración, indecisión, inquietud, sentimientos de inutilidad, culpabilidad o desesperanza, y pensamientos de autolesión o suicidio.
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